MAWEJU® – Clorofila liposomal

Descripción

¿Qué es exactamente la clorofila?

La clorofila es una clase de pigmentos naturales que colorean las plantas de verde y se denominan colectivamente clorofila (puede dividirse en clorofila a y b).
La palabra clorofila procede del griego chloros, que significa verde, y phýllon, que significa hoja.
Traducido, significa simplemente: hoja verde. La clorofila es esencial para la supervivencia de la planta, porque utiliza la clorofila para realizar la fotosíntesis -todavía recordamos este conocimiento de nuestra época escolar-.
En pocas palabras: la clorofila absorbe la luz solar y transmite la energía luminosa, lo que permite a la planta producir agua, azúcar y oxígeno a partir del dióxido de carbono. Esto garantiza el crecimiento de la planta.

La sangre verde…

A menudo se llama a la clorofila “la sangre verde” porque no tiene nada que envidiar a la sangre humana.
Al contrario, las similitudes entre ambas sustancias son asombrosas: la clorofila tiñe de verde la planta, mientras que el hemo de la hemoglobina tiñe de rojo la sangre (la hemoglobina desempeña un papel fundamental en el transporte de oxígeno en la sangre. La hemoglobina es también el pigmento rojo de la sangre, que se encuentra principalmente en los glóbulos rojos).
Ambas sustancias -el hemo y la clorofila- tienen un anillo de porfirina, una molécula en forma de anillo. En la clorofila hay un átomo de magnesio en el centro del anillo de porfirina, mientras que en el hemo es un átomo de hierro. Este hallazgo estimuló la investigación científica.
El químico alemán Hans Fischer ganó el Premio Nobel de Química en 1930 por sus investigaciones “sobre la composición estructural de los pigmentos sanguíneos y vegetales y por la síntesis de la hemina”, que condujeron a descubrimientos revolucionarios.
La especulación de que la clorofila podía ser importante para la salud humana estaba fundamentada desde hacía tiempo. Lee más sobre la clorofila aquí: La sangre verde

¿Y qué son estos liposomas?

Lipo… – ¿quién? Echemos un vistazo al origen de la palabra: El término “liposoma” procede del griego y deriva de la palabra “lipos” de grasa y “soma” de cuerpo.
Ajá, ¡eso es bastante exacto!
Porque la raíz de la palabra se refiere a las propiedades de un liposoma.
Los liposomas no son más que vesículas lipídicas formadas por fosfolípidos unidos entre sí para formar una doble membrana.
Genial, ¡otro término nuevo!
Para aclararlo: la mayoría de la gente recuerda los fosfolípidos de la escuela: los fosfolípidos están formados por una cabeza hidrófila (amante del agua) y dos colas hidrocarbonadas hidrófobas (repelentes al agua).
Intervienen en la formación de la bicapa lipídica de muchas biomembranas y, por tanto, se encuentran en todas las células animales y vegetales. Y aquí es donde la cosa se pone muy interesante, ¿verdad?
Porque esta doble membrana no sólo se encuentra en plantas y animales, sino también en las membranas celulares de nuestro cuerpo.
Tanto en su interior acuoso como dentro de su doble membrana liposoluble, los liposomas pueden transportar distintas sustancias independientemente de su carga, tamaño o estructura, por lo que están protegidos de las enzimas propias del tracto digestivo y, en cierta medida, incluso del ácido estomacal.
El cuerpo está diseñado para tratar con liposomas.
Y aún hay más.
Los liposomas no sólo pueden procesarse perfectamente, sino que también pueden fusionarse con las membranas celulares, ya que tienen una estructura similar.
La captación de estas membranas de fosfolípidos tiene prioridad en el organismo.
Con ayuda de esta “maniobra engañosa”, los liposomas llegan a su destino a través del tubo digestivo en un abrir y cerrar de ojos.
Los liposomas son un caballo de Troya, pero muy amistoso.

¿Qué ventajas aporta esto?

“¡Bueno, pero las cápsulas funcionan muy bien y son mucho más baratas!”, estaréis pensando muchos de vosotros.
Pero desgraciadamente tenemos que decepcionarte.
Por desgracia, es demasiado fácil tirar el dinero por la ventana cuando se escatima en complementos alimenticios.
Las personas con una flora intestinal alterada conocerán muy bien este problema.
Tomas un producto durante meses, pero el efecto simplemente no se materializa.
Pero este problema también puede darse con un intestino sano.
Esto se debe a que los principios activos sensibles pierden gran parte de su actividad al pasar por el tracto gastrointestinal o simplemente no se absorben en el intestino delgado.
Las enzimas de la saliva también descomponen algunos principios activos y el ácido del estómago tampoco es favorable. Como resultado, los nutrientes “normales” administrados por vía oral sólo suelen aportar al torrente sanguíneo una media del 10-20 % de los nutrientes que contienen . En la forma liposomal de los complementos alimenticios, los principios activos liposolubles e hidrosolubles se encapsulan en una cubierta, los llamados fosfolípidos.
Como resultado, el cuerpo absorbe los principios activos por completo.

¿Cómo funciona esto en el cuerpo?

Los liposomas se absorben muy fácilmente directamente en el torrente sanguíneo a través de las mucosas de la boca y el tubo digestivo.
Una vez en el torrente sanguíneo, circulan por el cuerpo, se fusionan con las membranas celulares y liberan sus principios activos encapsulados directamente en la célula. ¡Sencillamente sencillo! Aunque la absorción intestinal esté alterada, los liposomas se absorben completamente a través de la pared intestinal y, por tanto, están biodisponibles en el lugar del cuerpo donde se necesitan.
Los liposomas también pueden eludir fácilmente la excreción por vía renal, es decir, a través de la orina, ya que las microgotas de grasa no se disuelven directamente en el plasma sanguíneo.
En el campo de la oncología, se aprovecha la capacidad de los liposomas para atravesar la barrera hematoencefálica.
A diferencia de los preparados quimioterápicos normales, los fármacos inyectados en forma liposomal pueden tener efecto en el cerebro.
Por esta razón, se ha planteado la hipótesis de que las vitaminas administradas liposómicamente también llegan más fácilmente al cerebro.
Además, con los liposomas no hay efectos secundarios, como ocurre con la administración intravenosa de vitaminas. Conclusión: Nuestros liposomas tienen una biodisponibilidad hasta alta porque su bicapa de fosfolípidos protege el principio activo almacenado en ellos.
Al mismo tiempo, los liposomas son absorbidos muy fácilmente por las mucosas de la boca, el estómago y los intestinos, por lo que son transportados directamente a la sangre.